domingo, 13 de mayo de 2012

Topaz (Topaz, 1969)


 Catalogada por el propio Hitchcock como una película experimental este film está considerado uno de sus mayores fracasos. Costó cuatro millones de euros y sólo recaudó un millón de dólares. Quizás su anticomunismo para unos demasiado suave y para otros demasiado duro afectó a su mala acogida. No hay que olvidar que en los 60 en Occidente había muchos seguidores de Fidel Castro y sus barbudos. 

Su contexto es la crisis de los misiles de 1962: Tras la deserción de Boris Kusenov, un alto oficial de la KGB, a los EE.UU, este revelará la existencia de un pacto secreto para el envío de misiles soviéticos a Cuba, y la existencia de una red de espionaje, de nombre en clave “Topaz”, cuya misión es filtrar secretos de la OTAN a Rusia y en el que están involucrados altos cargos de la Inteligencia francesa. El agente de la CIA Michael Nordstrom (John Forsythe) pedirá ayuda a su amigo francés André Devereaux (Frederic Stafford) para que investigue los hechos sobornando a Luis Uribe, secretario del líder cubano Enrique Parra. Confirmada la información Devereaux viajará a Cuba. Con la ayuda de Juanita de Córdoba, -viuda de un héroe de la revolución que desencantada de la misma milita activamente en la oposición anticastrista-, y con la que mantiene una intensa historia de amor, amante asimismo de Enrique Parra, conseguirán una información de vital importancia por la que pagarán un alto y doloroso precio.  

A pesar de mantener el suspense durante poco más de dos horas cuando acaba sientes que algo ha fallado. Quizás sea que el gran maestro del suspense nos tiene mal acostumbrados. Incluso el propio Truffaut siempre consideró a “Topaz” como una de las peores películas de Hitchcock.

Juanita de Córdoba y Andre Deveraux tendrán un amor clandestino.
No obstante no todo son malas opiniones porque como afirmaba Enrique Alberich, en su mágnifico libro sobre Hitchcock : ”Topaz no es ningún panfleto, sino más bien un lamento, un lamento por los amores imposibles, por la felicidad nunca lograda y por el penoso sufrimiento que todo ello lleva consigo”. La música, a cargo de Maurice Jarre, basada en brillantes juegos de percusión, eleva adecuadamente el clima que envuelve la acción. 

El vestuario, obra de la legendaria Edith Head, se caracteriza por la sobriedad y la elegancia. La fotografía utiliza un abanico amplio de recursos, encuadres en picado (de arriba abajo) y travellings oportunos y bien construidos. Por último destacar que en esta ocasión Hitchcock ha incluido una actriz morena como protagonista. Se trata de Juanita de Córdoba, una mujer de armas tomar que protagonizará una de las secuencias más bellas del cine. 

No les desvelamos que sucede en ella porque sería destripar parte del desenlace de esta peli incomprendida de un genio experto en escondernos la verdad incomprendida de un genio experto en escondernos la verdad incluso cuando pensábamos que sabíamos la mentira.

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