jueves, 24 de mayo de 2012

El Ring (The Ring, 1927)


Decidido a explorar hasta el último rincón de las relaciones conflictivas de los triángulos amorosos, Hitchcock se embarca en un nuevo proyecto con guión suyo y de Eliot Stannard. El resultado fue para su creador muy satisfactorio, pues llegó a decir que después de El enemigo de las rubias que El Ring era la segunda película que más se adaptaba al estilo de Hitchcock.


Bob (Ian Hunter, a quien vereos en Downhill) es un boxeador ocasional, un pícaro buscavidas que se enamora de la cajera de una barraca de feria en la que lucha Jack Sander (Carl Brisson), campeón de pesos pesados en su mocedad y, enamorado de la muchacha desde hace tiempo; Bob le compra a la chica, Nelly (Lilian Hall Davies), una pulsera para mostrar su interés y, advirtiendo Jack el movimiento de su adversario, le pide matrimonio a Nelly mediante un anillo, propuesta que es aceptada: simbólicamente, mientras le está introduciento el anillo en el dedo, el brazalete que le regaló Bob se cae de su brazo al suelo y con él, las esperanzas de que algún día Nelly sea suya. Para Truffaut, la pulsera representa a una serpiente, que alude claramente al pecado original. Al igual que en Champagne y Ricos y extraños, la joven pareja celebra mediante el exceso la felicidad del enlace: beben champán, acuden a bailar el charlestón y se emborrachan, a resultas de lo cual, Jack pierde la forma esculpida durante horas de entrenamiento y Nelly comienza a coquetear con su antiguo pretendiente, que se ha convertido en una estrella del boxeo. 


Hitchcock retrata el ambiente de las fiestas berlinesas que vivió con su esposa, Alma Reville, responsable ulterior de muchos de esos tríos de ficción (Stopo cuenta cómo Alma invitaba a su esposo a que formara con ella y otra mujer algún trío, sugerente propuesta que Hitchcock se negaba a aceptar). Cuando Hitchcock y Alma se conocieron en Parín durante el rodaje de De mujer a mujer (Woman to Woman, 1922) de Graham Cutts, ella era una experimentada montadora, y él coguionista y escenógrafo.


Jack y Bob terminan enfrentándose en el ring para medir sus fuerzas y Bob dirriba con saña a su adversario aprovechando las veces que mira a su mujer, que se encuentra entre el público. Ahora que Jack está vencido, la historia da un giro radical y Nelly no siente sino rechazo hacia el nuevo campeón: arroja el brazalete que Bob le regaló al suelo y él lo recibe de manos de su entrenador como si de una materialización del desdén se tratase. Hitchcock acaba de filmar otro cuento moral, en el que sobrevive un juicio ético en el tono tragicómico del cuadrilátero. Un Hitchcock insólito nos habla por primera vez y, si no única, sí excepcional ocasión, del platonismo: lo que define una relación es el hecho de amarla con un amor rodeado de tinieblas, tan densas como las que impedían salir a los habitantes de la caverna de Platón.

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